Postby consuelosi69 » Sat May 15, 2010 9:10 am
Definitivamente aquella zona tenía que estar hechizada o tener alto que atraía la maldad, porque apenas habían escapado del guardián de la atalaya cuando los averlandeses se toparon con una banda de poseídos, que aunque inferiores en número a su banda, no lo parecía tanto en fuerza y perfidia
Inmediatamente los halflings y Pavel subieron a las ruinas de los alrededores desde donde comenzaron a disparar sus arcos sin apenas efectos, hasta que el tirador disparo su trabuco que pareció igual de inefectivo, de no ser porque una esquirla rebotada acertó en la cabeza al que parecía el Magister de los Poseídos, derribándolo en el acto.
Ese echo provocó el que la mayoría de la banda enemiga se ocultara entre las ruinas dejando a los arqueros averlandeses de meros espectadores durante el resto de la refriega, mientras un ogro y dos poseídos se lanzaban contra los hombres de Oskar, que esta vez si permanecía unidos. El combate demostró la ferocidad de esos malignos seres ya que abatieron a dos guardias, dejando otros dos tendidos en el suelo.
Ante ello el resto de la banda decidió cargar en ayuda de sus compañeros, aunque algunos se quedaron en el sitio debido al miedo que les infundían las criaturas; a pesar de ello los que sí acudieron al combate, consiguieron abatir al Ogro y a un poseído, dejando al otro muy malherido. La pelea continúo con un par de bajas más en el bando de Oskar y un par de heridas sin importancia en el bando de los poseídos, que seguían luchando con sólo dos de sus miembros mientras todos los demás permanecían escondidos de las flechas, hasta que al final, decidieron retirarse del combate, dejando a Oskar y a sus hombres vencedores, aunque agotados y malheridos.
Había sido una jornada realmente dura, pero el precio había merecido la pena,.