Marionna avanzó rápidamente por los pasillos del castillo mientras acababa con las vidas de los últimos soldados imperiales que se encontraba por el camino. En menos de un minuto llego a un pasillo con unas puertas de roble de más de 3 metros y delante de ellas 4 soldados humanos con gruesas armaduras y unos espadones que blandían con ambas manos.
- ¡Detente monstruo! Grito uno de ellos.
Marionna una mujer que apenas aparentaba más de 30 años, con una larga cabellera negra y que llevaba una armadura muy ornamentada les apunto con su espada, bastante más ligera que la de sus oponentes y con una melodiosa voz les contesto
- Os ofrezco una salida para vuestras miserables vidas, si la acep...
Antes de dejarla terminar, los 4 soldados se lanzaron gritando a por ella. Marionna esbozo una ligera sonrisa de la cual se apreciaban dos colmillos.
En menos de 10 segundos, los cuerpos de los soldados se encontraban destripados y llenando de sangre el empedrado suelo y Marionna abría las pesadas puertas de roble sin apenas esfuerzo.
El Salón que se abría ante ella era lo más lujoso que había visto en su vida. Las paredes estaban cubiertas de cuadros y tapices que representaban batallas pasadas o a miembros de la familia gobernante de Talabheim, habia 3 grandes chimeneas de mármol blanco finamente ornamentadas y una gran mesa de caoba seguramente traida de tierras orientales.
- por favor... Puedo oler tu miedo, asique no hagas más el ridículo Ludwing y sal de debajo de la mesa. Susurro Marionna caminando cerca de la mesa. De improviso un joven de no más de 15 años aparece de debajo de la mesa y apuntando con una pistola dispara sin pensar demasiado pero la bala destroza una pequeña figura tallada en el mármol de una de las chimeneas que estaba situada detrás de Marionna.
- Jajaja eres el pequeño Alfred Kreiglitz. No me digas que tú padre ha huido y ha dejado a su 2° hijo para defender su ciudad.... Que patético.
- ¡MI PADRE NO HA HUIDO! El ha ido al norte a enfrentarse a los invasores.
- Claro, es una pena. Me habría gustado acabar yo misma con su vida. Aunque probar la sangre de una familia noble provoca cierta escitacion en mi... Dijo Marionna acercándose delicadamente al joven muchacho que paralizado de terror se había quedado totalmente quieto delante de la Vampira la cual ya habia empujado la cabeza de Alfred hacia un lado y abría la boca enseñando un montón de dientes afilados
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