Campaña narrativa: La Profecía Tuerta.

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Danop
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Campaña narrativa: La Profecía Tuerta.

Postby Danop » Thu Oct 06, 2022 3:59 pm

Banda de Incursores Hombres Bestia.

Miembros

Caudillo Karzahk, elegido por la Profecía para unificar a los verdaderos hijos del Caos.
Chamán Rogalam, artífice de la Profecía.
Sorrohg, centigor atraído por el vino brujo.
Xargo y Hargo, bestigors hermanos y únicos supervivientes de una camada de trece.
Xoruat, minotauro exiliado de su tribu.
El fin del cobarde, la jauría de mastines del caos de Xargo y Hargo.

Precampaña
Herido, abandonado y dado por muerto, recupera el conocimiento con la luna en alto al cobijo de una cueva. Ve la sombra que proyecta sobre la pared y se lanza hacia atrás, dispuesto a devorar cualquier amenaza. Para en seco al discernir la figura de un chamán astado mirándole tranquilamente sentado al lado del fuego. Mediante un bramido de tranquilidad, la ira y la confusión abandonan su cuerpo y se sienta junto a la fogata.

Tras la salida del Sol, su vida ha cambiado. Horas de explicación han seguido su despertar. Explicaciones que le dan sentido a todo. Un sentido glorioso. Karzahk es el nombre que le ha sido dado y suyo es el destino de acabar con el tiempo del hombre para volver a la dominación de la bestia sobre todo lo demás. Poco importa su anterior vida, fuera cual fuera. Escrito queda que será un hijo del Caos hecho tuerto por la mano del hombre la mayor calamidad que el mundo haya conocido desde la primera venida de los poderes ruinosos. Tras consumir el vino brujo (vino, sangre humana y polvo de piedra bruja) que Rogalam le tiende, todo atisbo de duda queda hecho trizas. Al despertar del trance, ve como dos bestigors le tienden al chamán un trozo de pergamino manchado. Tras lamer la sangre de él, Rogalam solo dice una palabra en el idioma de los hombres: Mordheim.

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Danop
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Creación de la reliquia oscura.

Postby Danop » Mon Oct 17, 2022 10:23 am

Con vino brujo corriendo por las venas y visiones perturbando sus mentes, las bestias astadas se abren paso por la ciudad maldita. Los dibujos del pergamino no tienen nada que ver con las calles que recorren pero Rogalam lo sigue de manera paciente y ningún compañero produce ni el menor sonido de disconformidad. Según avanzan empiezan a aparecer pergaminos por todas partes; en el suelo de la calle, pegados a las paredes, volando por el aire o formando pequeñas fogatas apagadas hace días ya. Xoruat empieza a poner en duda porque siguen la piel del chamán que les lleva dando vueltas horas en vez de cualquier otro cogido de la calle. Cuando los hermanos empiezan a pensar en como defender al chamán del enorme minotauro, se oye un grito ahogado de lo que parece un niño procedente de una casa parcialmente derruida. Los mastines ya están olfateando el aire, saliendo como alma que lleva el diablo hacia casas distintas a la del grito. Hargo y Xargo corren tras sus perros propinándoles sendos puñetazos para que se quiten de las puertas que muerden, arañan y empujan de forma enloquecida. El caudillo ya está dentro del edificio que empezó todo esto y ahora sí que se oyen chillidos mientras Karzahk desgarra y devora. Hargo también tiene éxito, oyéndose solo un bramido sangriento, pero la puerta de Xargo no cede por mucho que la embista. Si esas presas no van a ser suyas no serán de nadie y prende fuego al edificio. Eso sí que son gritos.

Rogalam presencia satisfecho estos actos, siendo sorprendido por una flecha que se clava en su bastón. Una palabra de poder y la masacre cesa, parece que hoy habrá presas dignas. Xoruat, que no ha podido participar de la matanza, sale corriendo hacia donde le señala el chamán sin ver hacia donde va pues solo ve rojo. Choca con una pared y, mientras saca su cornamenta del yeso, es atacado por dos pequeños seres. De un empentón del escudo derriba a uno. Ahora ya puede ver y el otro es una amalgama de tentáculos carnosos muy apetitosos. Cuando esa masa se prepara para atacar, un coagulo de magia le noquea. Ya está todo listo para el banquete. El primer individuo, que porta una enorme hacha, se revuelve cuando va a catarlo. Un mazazo en el pecho hace que deje de moverse. No puede acabar con ellos porque los compañeros de las víctimas le atacan por todos lados para ganar tiempo y poder arrojarlos a las alcantarillas. Tal como desaparecen las dos víctimas, el resto se esfuma. Otra vez se le ha quitado la comida de la boca y la ira se apodera de él. Tiene que venir Rogalam para pacificarle.

Esa noche, tras encontrar un buen lugar para acampar, el chamán intenta acabar una especie de artefacto pero algo le falta. Cuando llega la hora bruja, tres gors se aproximan cautelosamente a la fogata, encargándose de hacer el suficiente ruido para no sobresaltar a nadie. Se presentan con regalos al caudillo para que les admita en su partida de guerra y Karzahk asiente. Se sientan a la hoguera mientras el profetizado inspecciona los regalos: una agrupación de pergaminos que inspeccionará el chamán, una espada maciza y un cobarde arco. Una mueca de asco aparece en su rostro al ver un arma tan indigna y procede a hacer un regalo a su brutal compañero. Se acerca al minotauro y, tras susurrar unas palabras a su oído, este se levanta, engancha a uno de los recién llegados por una pata y se lo lleva a rastras hacia la oscuridad más alla de la fogata mientras este aulla de terror. Un golpe y ya no se oye nada más salvo desgarros. Un rato después este vuelve cubierto de sangre, satisfecho. Se dirige hacia Rogalam, a quien le tiende un cuerno aún sangrante y el pezón de la víctima de la refriega que no pudo degustar. Con esto el chamán acaba su macabro artilugio, presentándoselo al caudillo para compensar el regalo del ya no-gor. Lo alza con un rugido vociferando: -¡MAÑANA CAZAREMOS!

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Carne para el asador

Postby Danop » Fri Nov 11, 2022 9:54 am

Y cazaron. Numerosas fueron las capturas y más aun las presas. Del mejor tipo, las que no oponen resistencia y se resignan ante su inevitable destino. Después de quedar saciada la manada delante del resto de víctimas horrorizadas esperando su turno, el caudillo estimó oportuno guardar la carne fresca hasta que volviera a apretar el hambre. Y así, se encadenó a los pobres diablos para llevarlos hasta la despensa de la tribu y Sorrohg se adelantó en exploración.

El silencio se apoderó de la calle principal por la que discurría la caravana. Rogalam detuvo al grupo escuchando el viento y oliendo el ambiente. Una flecha apareció en el pecho de un sacrificio y cayó fulminado. Una emboscada de seres cobardes. Una lluvia de flechas siguió a la primera, no surtiendo efecto en los poderosos gors y menos en la torre que es Xoruat. Las víctimas intentaron en vano huir aprovechando la confusión pero al darse la vuelta vieron los ojos inyectados en sangre de dos enormes mastines, los cuales reaccionaron a su intento de fuga con una violencia casi letal. A mitad de carrera de las bestias hacia la dirección de donde proviene la lluvia de proyectiles, se oye un grito desde la misma fuente. Sorrohg había encontrado a los rivales antes de que ellos se percataran de su presencia. El cazador cazado, perfecto. Al llegar las bestias pensaron que se enfrentaban a elfos, pero no eran más que humanos usando sus mismas tácticas sin coraje. Un intento de compensar su debilidad. Xargo escaló derribando a uno y cuando estaba a punto de ser ejecutado, un esta-vez-sí elfo le neutralizo a él. Oliendo trazas de la magia del Gran Vórtice que se desprendían del orejas picudas, Rogalam se abrió las venas y, con una palabra de dolor, su sangre tomó forma de cuchillas mientras se precipitaba hacia él, haciéndole caer desde un tercer piso. Cuando el chamán se despertó de su inconsciencia por la pérdida de sangre, Xoruat y Sorrohg habían dado buena cuenta de los forajidos, estando el minotauro aún masticando la pierna arrancada a un joven contrincante. Ya podían proseguir su camino a casa.

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Huele a asado

Postby Danop » Sun Nov 27, 2022 12:19 pm

Las runas de Rogalam (y el olor a madera quemada) llevaron a la manada a una pequeña plaza repleta de presas. Al acercarse precipitadamente vieron que se habían adelantado en la masacre unos humanos tocados por los Poderes Ruinosos, al fin un rival digno. La furia acrecentada por los dos piel-suave bien pertrechados en el cadalso en la masa de andrajosos hizo que cargaran en tropel a los astados más grandes y temibles, reteniéndolos con sus lastimosas muertes unos segundos. Los tentáculos y garras al otro lado de la plaza desaparecieron entre la muchedumbre, que había marchado en su mayoría en esa dirección.
Rogalam percibió un tremendo poder proveniente de las piras. No podían ser los agitadores pues los seguidores del dios de los humanos no poseían poderes mágicos. Tenía que ser uno de los pobres diablos que se retorcían intentando evitar las llamas unos instantes más. Mediante una serie de sonidos onomatopéyicos, la manada recibió las ordenes del chamán. El primero en entrar en la faena fue Xoruat, derribando al instigador con sombrero. Cuando se quiso dar cuenta, la banda contraria ya estaba rodeando las piras. Parece que los futuros engendros venían por lo mismo.
Muerte y destrucción para los astados se desencadenó en la plaza. La antinatural resistencia de los poseídos parecía hacer rebotar las armas, garras y colmillos de los hombres bestia. Uno a uno empezaron a caer sufriendo bajas mínimas los contrarios. Uno de los gors había conseguido poner a salvo a un condenado con los pies medio carbonizados. Todo parecía perdido, la profecía acababa aquí. Hasta que Xoruat arrancó de un bocado la cabeza de uno de los mayores combatientes contrarios. Al mascarla, una miríada de visiones abrumaron su mente, nublando su visión con un filtro rojo. Empezó a destruir lo que él veía como seres de luz negra y sangre, haciendo caso omiso de la humana que suplicaba por su vida en la hoguera para cargar a aquella figura con mayor resplandor.
Todo esto era visionado por uno de los gors que había sido ordenado que buscara en el edificio más alto tesoros o cualquier trasto que sirviera para las visiones del chamán. El minotauro derribó él solo mas mutantes que el resto de la banda junta, aguantando el tipo donde otros hubieran huido hace tiempo. A punto estuvo de devorar al líder enemigo pero, al verse superado por la imponente figura taurina, llamó retirada poniendo en medio para frenar la sed de sangre del minotauro uno de los condenados, que desapareció en cuestión de segundos. Esto, junto a la desaparición del mago oscuro, devolvió a la normalidad a Xoruat. Al darse la vuelta fue testigo de como la única sentenciada a muerte que seguía atada a su muerte ardía en llamas azules y verdes mientras el cielo se oscurecía. Parece que el trofeo no es para nadie hoy.

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Oro y vergüenza

Postby Danop » Sun Jan 22, 2023 6:13 pm

Humedad y sangre. Oscuridad y gloria. Eso fue lo que el vino brujo dibujó en la mente de Rogalam. Antes de volver a la realidad, las ovaciones de cientos de voces inundaron sus sentidos. Los dioses les enviaban sin duda al anfiteatro donde los humanos sacrificaban a los más indignos entre ellos (lo cual ya era decir mucho). Nadie sabía que se encontrarían allí pero nadie se opuso a la voluntad de la Profecía.

Las calles lloran sangre. El anfiteatro se muestra ante ojos caprinos. Un alma en pena con los restos fantasmales de una armadura de foso aparece en su camino, como profetizando su posible destino. La sangre sube desde un pequeño foso de pelea de forma antinatural por lo que Karzahk salta dentro. Encuentra una portezuela que proceden en grupo a derribar. Mientras esperan a que caiga, una flecha de extraño diseño se clava en el cuerno de Xoruat. A este le inunda algo que no había sentido jamás al sacársela y verla: miedo. Un temor irracional a la fuente de esa frágil flecha y a su posible mortalidad, presagiada por el espectro. Los hermanos bestigor intentan calmarle pero todo intento es inútil. Xoruat avanza escondiéndose entre las ruinas en vez de su "estrategia" habitual de agachar la cerviz y cargar sin mirar siquiera su destino. La puerta al fin cede.
El primero en entrar es Sorrohg, usando la lógica de que sangre mas visiones del chamán daban como resultado vino brujo en algún lado. Le recibe una cuchilla pendular que casi le parte por la mitad. Al ser testigos de esto, los gors dudan de su avance. Una provocación de su caudillo y un par de coscorrones hacen que sigan su camino. Rogalam, tras esquivar docenas de minúsculas flechas, encuentra lo que los dioses le habían mandado encontrar. Un saco empapado de sangre y mugre. Para los ojos de cualquier otro ser no sería más que basura en una alcantarilla. Para un emisario de los dioses, es una bendición. Nada más echárselo al hombro y darse la vuelta para volver al campamento, se oye el eco de un estruendo proveniente de otro túnel del alcantarillado. Con una orden, los gors van a investigarlo mientras él se pone a salvo.
En la superficie, los hermanos bestigor han encontrado algunos humanos dispersos y, entre ellos, la fuente de la flecha. Una mujer humana con un extraño sombrero incluso para la raza de los humanos. Un joven gor, queriendo mostrar su valía, carga contra la extraña mientras la lucha contra otros humanos prosigue por la zona. Otro de los recién llegados a la manada entra por otro pasadizo a las catacumbas, siendo poco el tiempo que tarda en oírse sus últimos gritos de muerte por quién sabe el motivo. La extraña, intentando deshacerse del gor, recibe una puñalada entre las costillas, cayendo inconsciente. Xoruat ya entra en sus cabales, saliendo de su escondrijo en unas ruinas cercanas. Tarde, pues Karzahk emite un rugido de una potencia nunca antes oída para ordenar la vuelta al campamento tras encontrar su objetivo.

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Embestida aguada

Postby Danop » Wed Feb 15, 2023 11:17 am

Solo era un típico paseo de saqueo hasta que empezó a llover. Entonces aparecieron los pieles verdes. Los hermanos bestigor fueron quienes los detectaron mientras saqueaban un observatorio en las alturas. Expulsando un bramido de renovada potencia, la manada se lanza a una pequeña plaza con toda la velocidad que pueden darles sus musculosas patas. Lo primero en aparecer son unas bolas saltarinas con dientes, moviéndose en patrones aleatorios, pero sin duda dirigiéndose hacia un enorme alijo que había bajo la estatua central. Eso debía ser para la horda.
Anteponiendo el tesoro a la gloria, se acercaron Sorrohg y Rogalam para cargar con tan pesada carga. Sin embargo, al centigor le jugó una mala pasada el vino brujo, tropezando y cayendo por las escaleras, dejando solo al chamán. Empiezan a aparecer los enormes orcos de entre las calles. Viéndose vendido, Rogalam conjura a los poderes ruinosos, rajándose el pecho, para eliminar a sus enemigos. El orco más esmirriado cae fulminado. Cuando ya se ve rodeado, estúpido de él adelantarse mediante artes oscuras, su manada llega a su altura. Embistiendo y rajando, los pieles verdes caen en la carga sin posibilidad de réplica alguna. No habiendo previsto la temprana masacre, el kaudillo orco manda retirada. Corto pero brutal, como todo debería ser.

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Venganza inmediata

Postby Danop » Wed Mar 29, 2023 6:13 pm

Un estruendo torrencial. Un viento desollador. Una silueta en el horizonte. Las visiones de Rogalam habían sido lo más certeras hasta ese momento y eso aterrorizaba al chamán. Había una diferencia palpable entre las facciones de este y las de su caudillo. Pavor imposible de esconder en uno, satisfacción ante una futura gloria el otro. Mas el deber es el deber y la férrea simbiosis entre chamán y caudillo le exige a Rogalam seguir adelante.

La figura en la cima del puente se gira, recogiendo su armamento sin ninguna prisa mientras la enorme manada del profetizado se acerca al trote. Un rayo de esperanza es formado en la mente de Rogalam: si el gladiador muere, sus visiones no podrán cumplirse. Con una confianza renovada, se adelanta al resto de la horda, cubriéndose tras una esquina mientras acumula la mayor cantidad de energía oscura que puede soportar. Incluso su familiar le otorga algo de su poder para asegurar su hechizo. Unos segundos despúes, cuando el gladiador pasa a su lado, lanza un torrente de magia que hace que le escuezan hasta las pezuñas. Ante su horrorizada cara, este flujo, al impactar sobre su objetivo, no le destruye. El gladiador crece en tamaño. Y ahora sus ojos tras el yelmo le están mirando. Rogalam da un par de pasos hacia atrás y entonces oye una chillona y a la vez empalagosa risilla. Mira a su familiar mágico y este sonríe, se despide con la mano y se transforma en rata para, acto seguido, desaparecer en un pequeño agujero de una pared. Vuelve a girar la cabeza hacia el luchador del pozo y este ya está corriendo hacia él.

Karzahk ve desaparecer a su presa digna de la semana tras la esquina de una callejuela formada por las chabolas humanas que se agrupan una sobre otra a los lados del puente. No escapará bajo ninguna circunstancia, su cráneo se unirá al pilar. Todas las bestias habidas y por haber cargan en esa dirección. Ahí está, escondiéndose entre las sombras. Ni siquiera Xoruat es capaz de derribarlo, pero el líder aprovecha el jaleo para clavarle su espada bajo las costillas hasta que la guarda topa con la carne. No se puede no llegar a la conclusión de que igual tampoco era tan digno. Antes de poder siquiera ver a su víctima con nitidez y regodearse sobre sus restos mortales, una serie de explosiones se oyen al otro lado del puente. Más humanos, más presas.

La manada marcha con todo el ímpetu posible hacia los nuevos objetivos, contentos de que ahora haya para todos. El resultado es una masacre digna de los desiertos del Caos. Cuando la polvareda y el humo desaparecen, el Stir tiene un nuevo afluente de sangre y otros fluidos vitales. Varios cadáveres quedan para el posterior disfrute la horda.

Cuando Karzahk va a recoger su trofeo en el callejón se percata de que el cuerpo de su víctima no es el único. Sus pezuñas se topan con la cabeza de Rogalam, limpiamente separada de un tajo del resto de su cuerpo. La muerte de un chamán es el mayor mal agüero para los astados (sobre todo para el chamán). La ira del grupo acaba con el cuerpo del luchador del pozo hecho pulpa salvo por la cabeza, que es colocada lo más alta posible clavada en el pilar del rebaño. Amargos tiempos parecen esperar al profetizado sin profeta.

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Mucha carne pero nada para echarse a la boca

Postby Danop » Fri May 05, 2023 8:33 pm

No es lo mismo con el nuevo chamán. La confianza en el destino de la profecía se ve claramente mermada con las últimas visiones, las cuales no han conseguido grandes recompensas que digamos. "Una bestia marina" fue un salmón grande y "un gran tesoro del Señor Oscuro" resultó ser un barril lleno de nurgletes. Ahora ha prometido a la manada "carne para saciar un hambre inacabable". Al parecer solo estará disponible por la noche, lo que no es problema para el grupo.
Cuando llegan a ver donde las visiones señalan parece que el chamán novato ha dado en el clavo y los astados empiezan a salivar como si no hubiera un mañana (cosa que para sus presas no habría). Mas al acercarse fueron testigos del estado en el que estaba la carne que cubría a sus víctimas. Repugnantes no muertos, contrarios en si mismos a la esencia del Caos, se tambaleaban hasta donde la visión podía posarse. Visiblemente enfadados con su chamán por otro fracaso, que habría sido el último de no ser por la certeza de una muerte dolorosa o un destino peor a quien ose dañar a un emisario de los Dioses Oscuros (al menos eso dicen los chamanes), los miembros de la manada consiguieron canalizar su ira hacia los sujetos que se encontraban ante ellos ya que, al menos, si no se iban a dar un banquete bien podrían aprovechar la oportunidad para cercenar, rasgar y destruir por el mero hecho de hacerlo. Un poco de diversión para los chicos.
Los muertos no gritan, no lloran, no suplican, no sangran. Ni siquiera parecen esmerarse en dar un buen combate. Hasta los perros pueden con multitudes de ellos. Hastiados de tan triste pelea, los hermanos bestigor dejaron a Xoruat y Karzahk, que parecían tener controlada la situación, para explorar la zona e intentar sacar algo de provecho a la noche, jamás dejando de mirar con odio al chamán Colmillo Solar. Algún trozo de piedra bruja por allí, alguna espada medio usable por allá y, de repente, un tiro que rebota en la grupa de Sorrohg. Humanos pero vivos, posible comida. No tiene sentido que estén en este rincón de la ciudad de ningún valor pero a centauro regalado no le mires los cuernos. Con los distintos objetos encontrados bien guardados en los cintos, los hombres bestia cargaron a los pieles suaves. Sorrohg ya había calentado con multitud de zombies así que con la mera carga ya derribó a uno. Un par de gors cayeron en la carga por las armas de pólvora pero nada gravemente herido, más allá de su orgullo.
Colmillo Solar vio desde la posición elevada desde la que meditaba sobre el posible significado oculto de sus visiones la pelea contra los humanos vivos. ¿Acaso eso que brillaba en mitad de la marea zombi era una enorme arma ogra? Algo estaba pasando, sus visiones no estaban erradas, tan solo su interpretación de ellas. Con los ánimos recuperados, invocó una marea de oscuridad para lanzarlo hacia las criptas, vaciadas ya de no muertos prácticamente por el entusiasmo de Xoruat y los perros. Nada más aterrizar, un grupo de manos descompuestas le agarraron de las patas, derribándolo. Lo único que la luz del alba le permitió ver antes de ser arrastrado de vuelta in extremis por Karzahk fue a unos humanos que intentaban imitar su astidad internándose en un mausoleo.

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Piedra bruja para el vino brujo

Postby Danop » Mon Jun 12, 2023 10:32 pm

El vino brujo de Colmillo Solar deja un regusto acre y la manada empieza a estar harta de esto. Al fin y al cabo, las supersticiones que protegen a los chamanes de sus compañeros tienen sus límites. Con las reservas de piedra bruja bajo mínimos, esto es todo lo que puede hacer. Pero explícale eso al rebaño. Fingiendo una visión de batalla y gloria para animar el espíritu (y distraerlo del problema del vino), Colmillo Solar dirigirá a la tribu hacia la posición donde, hacia una noche, vio precipitarse parte de La Luna. Seguro que la ausencia de combate se vería ahogada por el aumento de calidad del vino.
Mas habrá combate y vino, pues los hijos del Caos no son los únicos que se ven irremediablemente atraídos por las lágrimas de Morrslieb, aunque solo ellos sean los legítimos dueños de ellas. Sombras desgarbadas, con apariencia vagamente humanoide, hasta donde abarca la vista son iluminadas por la antinatural luz proveniente del enorme cráter dejado por el regalo de Morrslieb además de por sus pequeñas bendiciones esparcidas por las cercanías. Tras unos segundos en los que la manada y sus contrincantes se analizan ante el obvio desconocimiento que tiene cada facción sobre la otra, los astados toman la iniciativa, corriendo a agarrar hasta el último fragmento. De repente, un rugido gutural de varias gargantas perfora el ambiente. Un enorme engendro del Caos, quien se sabe no tiene motivos específicos por estar aquí más allá de los designios de los poderes ruinosos, se presenta en la plaza. Esto no detiene a nadie, pues ambos bandos están curtidos por la ciudad maldita.
Tras numerosas bajas sufridas por todos, incluso la caída del imponente Xoruat, los siniestros humanos se retiran con una gran cantidad de piedra bruja robada. Sin embargo, la tribu está satisfecha por el "ejercicio" y dentro de nada volverán a disfrutar de los trances y visiones de un buen vino brujo.

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Robo de ingredientes rituales

Postby Danop » Tue Jul 25, 2023 9:14 am

El crepitar mágico eriza el pelo de las bestias. Algún arco de energía se escapa, absorbido por las armaduras. No hace falta olfatear el aire, impregnado del hedor de los cadáveres esparcidos por todos lados, para prever la pelea que se aproxima. Al girar una esquina, una imponente torre medio derruida se muestra ante la manada. La acción comienza y las pezuñas empiezan a resonar contra el pavimento.

Rayos vuelan, cadáveres se alzan y llamaradas prenden pero nada detiene el galope del rebaño. Un joven con el vacío en los ojos sale al paso, atacando con una nube de golpes a todo aquel que se acerca a la torre. Justo lo que Colmillo Solar estaba esperando. Con dos palabras oscuras, se alza en el aire para acabar tras el muchacho en medio segundo y golpearle en la base del cráneo, haciéndolo caer en sus garras. Sin embargo, una serie de flechas resplandecientes, de origen desconocido, asaetean la espalda del chamán, dejando al joven en las manos del profetizado Kazrahk. Tras subírselo al hombro, vuelve con el resto de la manada para enfrentarse a la horda de cadáveres que ataca desde todos lados, junto a Xoruat que está cubierto de sangre seca y pedazos de carne. Un grito de dolor y muerte sale de la cima de la torre y todos los zombies se desploman. Parece que se le ha acabado el chollo al hechicero. Nosotros nos llevamos su ingrediente maestro.


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