Eachunn, primogénito del señor del clan Dhu Glas, estaba furioso. Aquellos ridículos irlandeses, barbaros medio desnudos, habían conseguido arrebatarle el dolmen del este y herirlo, dejándolo en ridículo delante de sus hombres y hacíendole caer en desgracia a los ojos de su padre.
Ni siquiera había podido volver al castillo de su padre en Lanarkshire, había tenido que lamerse las heridas en el puerto de Dundee, donde su primo ellioch Duncan lo había acogido.
Al enterarse de la reciente muerte de Harold Sturlusson, Eachunn se comenzó a preguntar si tal vez volviendo como señor de Atalheim no le quedaría más remedio que agachar la cabeza a su padre y a reconocerlo no cómo su igual sino como su superior.
Ver a su padre agachar la cabeza antes de cortársela y convertirse en jefe de los Dhu Glas era lo que ahora más deseaba en el mundo. Con ayuda de su primo consiguió reunir a suficientes hombres ansiosos de ser amigos del próximo jefe de un clan tan poderoso y embarcar rumbo a Atalheim, rumbo al poder y a la venganza...