Fuente: WikipediaTropas de BrunswickSiguiente actualización, y esta me voy a gustar al hacerla, ya que se trata de un compendio de unidades que siempre he "querido comandar".
Se trata de la Horda Negra, de los Brunswickers! La suya es una historia llena de actos de valor y podría bien protagonizar una serie o varios libros.
Cuando Prusia declara la guerra a Francia en 1806, Brunswick se une a Prusia dado su exacerbado odio a Napoleón y sus guerras imperialistas, pero quiere la fortuna que el corso derrote a las fuerzas prusianas en Jena y Auerstadt el 14 de Octubre de 1806, uniendo Sajonia a "su" Confederación del Rin, y haciendo desaparecer el estado de Brunswick tras la batalla de Friedland (14 de junio de 1807), y firmando la paz con Rusia y Prusia (Tratado de Tilsit).
Pero el nuevo duque de Brunswick, tras la muerte de su padre en Jena-Auerstadt, no estaba por la labor de dejar las armas y aceptar la desaparición de sus tierras, así que entró al servicio de Austria, donde pudo formar gracias a ésta dos regimientos de 1000 hombres cada uno (húsares y dos batallones de línea), y acompañó a las tropas austriacas en sus correrías contra las tropas del Ducado de Varsovia y de Sajonia, así como Westfalia.
Es en este momento cuando adoptan los huesos y la calavera en señal de luto por el anterior duque y se visten de negro completamente.
Hasta aquí todo normal, con una historia de resistencia en el exilio bajo el amparo de Austria. Pero la historia dará otro giro para el ahora Duque Negro y su Horda Negra, y es que a pesar de los éxitos de Austria contra Sajonia y Westfalia, la amenaza de que Napoleón avance sobre ella, con un ejército de veteranos contra las todavía "verdes" tropas austríacas (Así como que Prusia y Rusia no van a entrar en guerra con Francia), es suficiente para que firme un tratado de paz, que deja a las fuerzas de Brunswick "vendidas", ya que ellos no son partícipes de ese tratado, y por tanto los miembros de la Confederación del Rin pueden acabar con ellos sin contemplaciones. Es cuando el duque de Brunswick decide la machada, subir hasta las costas alemanas para embarcar en navíos de guerra ingleses y ¡continuar la guerra por su cuenta!
Puede parecer baladí, pero Prusia no era un aliado ya, y los miembros de la Confederación del Rin estaban más que deseosos de destruir a este contingente, por sus correrías con los austríacos poco antes. Por tanto, iban a tener que atravesar un territorio totalmente hostil hasta llegar a las costas, y no todos los hombres seguirían a su líder, dada la magnitud de la empresa y la poca confianza en que la misma pudiera llevarse a cabo.
Por tanto, con unos 2000 hombres después de formar un tercer batallón de línea y reclutar un pequeño escuadrón de lanceros, comienza la ardua misión de llegar al norte y a las costas (vamos, un Dunquerque en toda regla, pero a través de territorio hostil). Tuvieron que luchar en varias ocasiones para abrirse paso hasta poder ser evacuados, e incluso en Halberstadt, derrotaron a una fuerza superior Westfaliana, tomando más de 2000 prisioneros tras irrumpir en la población donde estaban resguardados cargando a la bayoneta y gritando ¡Victoria o muerte!
En la Península, fueron usados principalmente como infantería ligera, siendo repartidos por las divisiones británicas, ya que eran muy respetados como tropas ligeras, aunque no se tenían mucho aprecio con los británicos, llegando a acrecentar su odio a Napoleón por juntarlos con los británicos. Su fama de desertores por la mala prensa inglesa, les lastró continuamente, si bien es cierto que todos los reemplazos alemanes iban destinados a los batallones de la KGL, mientras que para las unidades de Brunswick sólo quedaban croatas, franceses, suecos, etc., o lo que es lo mismo, desertores del enemigo o prisioneros, cuyo ardor en la batalla era cuanto menos cuestionable, ya que sólo pensaban en huir de nuevo.
Sin embargo, combatieron en Fuentes de Oñoro, Arapiles (o Salamanca para los británicos), Vitoria y Badajoz entre otras batallas, terminando su servicio con Gran Bretaña en 1814, aunque los húsares seguirían combatiendo por Inglaterra por más tiempo.
Antes de terminar 1814, se alistaron nuevos regimientos que eran los siguientes:
- Avant Garde, compuesto por los veteranos de España.
- Leib Bataillon, compuesto por veteranos de España y nuevos reclutas.
- 3 Regimientos de infantería ligera con nuevos reclutas.
- 3 Regimientos de infantería de línea con nuevos reclutas.
- 5 regimientos de landwehr en la reserva, milicia.
- Un regimiento de húsares y un escuadrón de lanceros, nuevos.
- Dos baterías de cañones, una montada. Ambas de nueva fundación.
Todas reclutadas antes de terminar 1814, cuando llegó la campaña de los 100 días, ya tenían experiencia como unidad, aunque no experiencia en batalla. De hecho se repartieron veteranos de España entre las unidades como mandos, para inspirar confianza a los nuevos reclutas.
En Quatre Bras, llegaron a medio día cuando la batalla ya estaba empezada, y fueron emplazados en los lugares más vulnerables de la línea aliada, cubriendo los huecos y a la par el bosque de Bossu, elemento estratégico de la batalla de aquel día.
Fueron sometidos a un bombardeo constante por parte de los franceses, mientras el Duque de Brunswick paseaba entre sus hombres fumando en pipa para darles valor en esta su primera experiencia de combate. Al final, no pudieron soportar tanto castigo y tuvieron que retirarse hasta las posiciones de partida, ya que sus bajas eran muy elevadas. El propio duque fue una de ellas, muriendo mientras trataba de reagrupar a sus tropas.
Una vez reagrupados, no volvieron a ceder terreno, quizás avergonzados por la muerte de su comandante, pero lo cierto es que detuvieron todos los intentos franceses de flanquear la posición aliada, e incluso rechazaron un ataque de la caballería francesa formando en cuadros que no pudieron ser superados (La caballería francesa se movía a sus anchas, dada la clara superioridad numérica de ésta en relación con la aliada, que había acudido en masa a ayudar a los prusianos, ¡pero ni los ayudaron al final ni estuvieron presentes en Quatre Bras!).
Tras recibir refuerzos aliados y también de la reserva del cuerpo de Brunswick, se ordenó un avance general que rechazó a los franceses. Las bajas de los brunswickers ascendieron a 819 hombres de unos 7000 que comprendía la división.
Dos días más tarde, en Waterloo, la división de Brunswick fue situada en la reserva, junto a las unidades que combatieron más activamente en Quatre Bras. Fue en el segundo ataque de caballería francés, el más famoso por ser el ataque a los cuadros aliados, cuando de verdad entraron en batalla los brunswickers, aguantando estoicamente sus cuadros las embestidas de los lanceros y coraceros. Se dice que combatieron como cualquier veterano británico, y que las dudas iniciales sobre ellos se disiparon con la primera acción enemiga (aunque no se puede decir lo mismo de algunas unidades de caballería belga-holandesas y hanoverianas, que abandonaron el campo de batalla sin combatir).
Una vez la caballería se retiró, intervino la Guardia Imperial, y los brunswickers junto a otras unidades de Nassau y británicas, tuvieron que retroceder, pero cuando Wellington en persona se plantó delante de las fuerzas de Brunswick, todos a una dejaron de retroceder y avanzaron de nuevo hacia la Guardia Imperial, descargando una y otra vez hasta agotar prácticamente sus municiones. A lo largo del día, sufrieron 660 bajas entre muertos, heridos y desaparecidos, con lo cual hacen un total de cerca de 1500 entre Quatre Bras y Waterloo, más de un 20% de sus fuerzas originales.
Posteriormente formaron parte del ejército prusiano como el 92 regimiento de infantería y el 17 de húsares, desde 1866 hasta 1918.
Hoy en día la historiografía moderna está desmintiendo los falsos mitos de que sólo las tropas británicas combatieron con valor, poniendo en el lugar que se merecen a las tropas aliadas que combatieron a Napoleón, a la par que las de Gran Bretaña.